6 mar 2012

Si no preguntas, no aprendes

Nasrudín, además de una etiqueta o categoría de este blog, es el protagonista de cientos de historias populares de Oriente Medio y Asia Central. Su capacidad de supervivencia ha sido tan fuerte, que incluso se mantuvo de pie, sólo con las palabras, en la dictadura soviética.

Uno de los hijos de Nasrudín era muy curioso. Un día le preguntó a su padre:

-¿Cómo es posible que la madera flote en el agua? Eso es lo que le ocurre a una piedra o a un cuchillo.

Nasrudín, que siempre quería responder con seguridad, le respondió:

-Hijo, realmente no lo sé.
-¿Y cómo consiguen respirar los peces en el agua? Porque afuera se ahogan sin el aire...
-No tengo la menor idea -contestó Nasrudín después de otra larga reflexión.
-¿Y el misterio de las mareas? Pero, ¿a qué se deben? ¿Cómo es posible que los mares avancen y retrocedan, como si tuviesen vida propia?
-Hijo mío, tampoco lo sé.
-Pero no te molesta que te haga tantas preguntas, ¿verdad, papá?
-¡Claro que no, hijo! ¡Si no hicieras todas esas preguntas, nunca aprenderías nada!

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